Con el paso de los años hemos podido
confirmar que una persona exitosa en su trabajo no se caracteriza solo por
tener un coeficiente intelectual alto o que el estudiante con mejores notas no
siempre es el más exitoso al entrar en el mundo laboral. Se ha demostrado que
existen otros factores que ayudan a que una persona sea exitosa en su vida laboral,
un ejemplo de esto es la inteligencia
emocional. La inteligencia emocional consiste en que para tener éxito, tanto
profesional como personal, hay que saber controlar las emociones, es necesario
que una persona se conozca a sí misma, anticipe sus acciones, conozca sus
objetivos y metas en la vida, y que además de comprenderse a sí mismo,
comprenda al resto de su entorno.
Con ayuda del libro “Inteligencia Emocional” de Daniel
Goleman (1999) se ha podido observar que la inteligencia emocional te puede
llevar al éxito o al fracaso en tu vida. Goleman define a la inteligencia
emocional como: “la
capacidad para reconocer sentimientos en sí mismo y en otros, siendo hábil para
gerenciarlos al trabajar con otros”, y que
existen cinco principios de la inteligencia emocional que se refuerzan entre sí
para crear y desarrollar una emoción: percepción, retención, análisis, emisión
y control. Según Goleman, las emociones son hechos naturales de los seres
humanos y se pueden ver reflejadas sin nosotros saber que están ocurriendo, y
que a veces no podemos controlar. Por ejemplo: cuando tenemos miedo la sangre
se retira de nuestro rostro y palidecemos porque ésta se dirige a los músculos
de las piernas para facilitar una reacción de fuga ante el peligro. Otro
ejemplo, cuando sentimos ira, la sangre fluye a
las manos, aumenta el ritmo cardíaco y el nivel de adrenalina, generando
condiciones para una acción enérgica.
Es por esto
que hoy las empresas valoran a una persona que sea emocionalmente inteligente,
ya que puede convertirse en un gran líder en el futuro. Los rasgos más comunes
de los líderes de hoy son sus capacidades personales como la capacidad de toma
de decisiones, trabajo en equipo, confianza, creatividad, innovación, entre
otros. Las habilidades personales están basadas en el conocimiento y manejo de
las emociones, capacidad de auto motivarse y de la capacidad de entender y
manejar las emociones de los demás.
La
inteligencia emocional es quizás uno de los factores, aun no confirmados, de
las habilidades blandas, ambas se complementan para el actuar de una persona. A
diferencia de las habilidades duras que se enseñan en el colegio, universidad y
otros; las blandas las va desarrollando y mejorando la misma persona en el
tiempo. No sirve de nada contratar a un ingeniero por tener un currículum
impecable si al momento de trabajar en equipo no sabe como relacionarse con los
demás. Por esto es que las habilidades blandas se consideran cada vez más
importantes.
En
definitiva, para crear nuestra carrera profesional no olvidemos algunos de los factores
importantísimos para tener éxito, nuestras habilidades personales se
complementan con nuestras habilidades técnicas para el desarrollo de nuestro
futuro profesional.
Marjorie
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